Me chamaquearon, por primera vez
en mi vida me sentí pendeja, seducida y luego aventada la intemperie, en una
situación en la que nunca me había puesto.
Todo comenzó hace muchos muchos
años, cuando mi mamá me recomendó nunca salir y consumir más de lo que traía en
la cartera, o de lo que podría pagar. Así he llevado mi vida, siempre pido
según el dinero que puedo gastarme, independientemente de con quién salga
(entendamos hombres), porque uno nunca sabe, y si pasa algo, te quedas con una
cuenta que no puedes pagar, o con un problema. Por eso, si no tengo dinero o no
traigo, aviso a la persona con quien salgo, y ella decidirá si invita o no.
Por razones que se alejan de mi
comprensión, mis amigas y amigos consideran que el hombre, inclusive si es sólo
tu amigo, debe pagar los consumos cuando salen. Me parece asquerosamente
machista y estúpido esto, que ellos paguen sólo porque tienen pito y nosotras
vagina (es ese machismo que toda las mujeres aman, pero nadie quiere confesar…
como si pudiera escogerse una parte y no el todo). Así las cosas, casi todos
mis amigos deciden pagar lo que consumo cuando salgo con ellos, a pesar de que
yo me ofrezca a pagar mi parte y saque mi cartera. Ante esta conducta, he
creado ciertos pactos con algunos de ellos.
Un amigo que tuve hace unos años,
que ganaba mucho más que yo, prefería pagar siempre él, lo que fuera que
consumiéramos, sin importar el monto total o la propina. Él pagaba y no había nada
que decir al respecto. Otro amigo que tengo, que lo ha sido por 13 años,
siempre de los siempres ha pagado, no creo que en todo este tiempo me haya
dejado pagar ni un refresco. Él es mayor uqe yo (9 años) y además, como puede
esperarse, gana bastante más dinero. Así que, él siempre paga, suele pasar por
mí a mi casa, y todo muy bonito. La única contra prestación es que yo siempre
pongo los cigarros; es decir, yo llevo mi cajetilla y él “que no fuma” se fuma
mis cigarros sin vergüenza alguna. Ahora que lo pienso, los dos amigos que
acabo de describir se han fumado mis cigarros cada vez que salimos.
Bueno, el resto de mis amigos
paga, aunque no tanto como una obligación de pitomacho dominante, sino
como un detalle de amistad. Claro, nunca he dado por hecho que ellos pagarán.
Para ser bien honesta, me molesta mucho que ellos siempre paguen, sin importar
si yo podría usar mi dinero mejor en otra cosa o si prefiera no gastarlo.
Así mis principios, el sábado
salí con otro amigo, quien también gustaba de siempre pagar los cafés. Este
sábado fuimos por unos mezcales, todo muy rico, yo pensaba tomarme dos a lo
mucho, pero él decía y decía y decía “pídete otro, tómate algo más, cómo no me
vas a acompañar en este trago”… y yo, pendeja de mí, pensé que él pagaría la
cuenta. Cuando ésta llegó, debíamos $770 y él, muy galantemente preguntó “¿cada
quien paga lo suyo o lo prorrateamos?” (estoy de acuerdo, sólo un abogado usa
un término de ese estilo, qué pedo, me pregunto yo, cuando es más fácil decir
que nos vamos a mitades). Obvio, yo dije que a mitades, daba igual, pues
habíamos consumido prácticamente lo mismo…
Cómo no decir que me la aplicó
durísimo. Pagué $443 de una salida, una noche, con sólo una persona. Yo, que
esa cantidad me gasto en dos semanas completitas… nunca en mi puta vida he
gastado tanto en tomar, sobre todo de consumo sólo mío. No lo podía creer, un
chingo de dinero que además estaba destinado a pagarle al contador (cantidad
que ahora me falta, pero que a nadie le importa que me falte), dejado en unos
mezcales… Y todo porque pensé, por una vez, como una pinche vieja sumisa y
machista, que espera que le paguen.
No quiero ni pensar que hubiera
pasado si yo, con todos los huevos que me cargo, le hubiera dicho que con la
pena, pero que yo no tenía dinero para pagar la cuenta, o que estaba bien
pendejo si creía que yo iba a pagar, porque por algo soy vieja. Si tan sólo
hubiera…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡no calles que hace daño!