Inspirada por un montón de
situaciones variopintas, he llegado a la conclusión de que la pareja ha
corrompido absoluta y completamente el concepto y ejercicio de la sexualidad, y
no sigo sólo del sexo, porque es mucho más que sólo sexo.
Desde pequeños, en la escuela, la
sociedad, las revistas, vamos, todo pinche medio de comunicación (personal,
indirecta, inconsciente, etc.) nos han enseñado que la satisfacción sexual es
una cosa de dos. Recuerdo cuando di clases en una secundaria, y mis alumnas
hablaban de los actos sexo-amorosos, porque era imposible separar al sexo del
amor. Está bien que la gente hable del sexo como un acto de amor, el problema,
el gran pedo de toda la situación, es que han errado en la dirección o connotación
del amor: te enseñan que el sexo se hace cuando se ama, pero siempre al otro, nunca porque te amas a ti, o
porque es un acto de amor hacia ti. No, en estas cuestiones, el amor propio y
la autoestima valen madres.
Nos enseñan, pues, que es
indispensable y necesario para la vida en pareja tener sexo (sí, obvio después
de cierta edad, no taaaann chiquitos…), que es una parte importante del
matrimonio, que es una muestra de amor, que es bueno estar bien cogidos… pero
nunca nos dicen que en realidad lo importante es la satisfacción sexual,
entendida como la necesidad de sentir
placer por medios sexuales o eróticos. Porque sí, el deseo sexual está latente
en nuestras vidas y no podemos engañarnos; inclusive quien piensa que no es
sexual, o que no necesita tener orgasmos con regularidad, miente, pues en esa
privación puede radicar su satisfacción sexual (suena enredado, sí, pero qué
quieren, la psique es compleja).
Todos necesitamos nuestra buena
ración de placer. Los hombres, en ese sentido, la tienen fácil. Está aceptado
socialmente que se masturben, que vean películas pornográficas, que contraten
prostitutas, en algunos lugares hasta que tengan sexo con animales… Vamos, un
montón de cosas bien padres y satisfactorias. PERO, a las mujeres se nos educa
diferente, dependiendo del tipo de educación, pueden satanizar el deseo sexual
y la satisfacción, coger por el simple hecho de hacerlo (por amor al deporte)
es malo y sólo debemos hacerlo con el hombre que amamos. Si, en cambio, tienes
una educación más liberal, está bien que tengas varias parejas sexuales, que
andes cogiendo con los novios o los chicos de una noche, o buscando. A nadie le
parece malo que hagas cosas SIEMPRE Y CUANDO LAS HAGAS ACOMPAÑADA. ¿No?
Inclusive lo kinky o perverso, o sadomasoquista está bien siempre que lo hagas
con una pareja (hetero u homo).
Y a mí esto sí que no me gusta.
Me parece patético que como mujeres nos obliguen a sólo tener orgasmos en
compañía, nos enseñen que masturbarse puede que no esté bien, pero que es algo
que usas “de emergencia” o en época de necesidad. Creo que pasa hasta con los
hombres, ya casados no está bien visto que se masturben, o que busquen el
placer sin su amada y pura esposa (puede ser con la amante, no hay tanto pedo),
pero solos no no no. Y así es, si ya tienes pareja, no necesitas masturbarte o
excitarte o satisfacerte solo, el placer
debe ser una situación de dos, para dos, no sólo para ti.
Está de la chingada. Veo a mis
amigas aguantándose las ganas durante meses, porque no se pueden masturbar
(tampoco saben cómo, pero ni lo intentan) y no tienen un hombre que se las
coja. Así pasan muchísimo tiempo hasta que una vida sin satisfacción sexual ni
orgasmos es lo que hay y habrá, se acostumbran tanto a la ausencia que no
necesitan tenerlo más.
Yo, por ejemplo, comencé a
masturbarme ya grandesita (por lo menos de forma consciente), pero no lo hacía
seguido y al final sentía un poco de culpa. Después, hace como 8 años un chico
me hizo algo que me provocó un orgasmo como ningún otro que había tenido, y me
gustó tanto que me pareció indispensable saber hacerlo, porque ni pendeja iba a
esperar a que alguien me lo hiciera para sentir algo tan maravilloso. Así pues,
lo aprendí y me gusta tanto que, inclusive con novio, podía llegar a mi casa
por las noches y masturbarme, o ahora que vivo con él, puedo masturbarme
mientras él no está, o está en el baño o lo que sea. Aprendí a hacer de ese
placer algo mío, que yo puedo darme y provocarme cuando lo quiero y necesito,
que no es algo que necesite del otro, que soy yo con mi cuerpo y mi placer y el
mundo me la pela.
Si no, es el colmo, ya viviendo
con mi novio, sólo me toca coger y tener orgasmos cuando él está y quiere y
mientras, a tejer y cruzar las piernas porque si no, ¿cómo me aguanto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡no calles que hace daño!