jueves, 24 de noviembre de 2011

Si a tí te importa, dilo.

Ya sé que mis post´s últimamente van más por el lado frustrante y quejoso de mi existencia, pero es que a veces la vida me llena de frustración y no conozco otra forma de lidiar con ello que no sea expresándolo (por escrito o hablado). Así que, utilizamos este medio, para no hartar a quien me escucha (Ponciano no tiene la culpa de que viva yo en plena tragedia).

Ahora, este post está inspirado en lo que hace mi papá. No todo lo que hace, que no tengo idea de cuánto sea, pero sin duda no nos interesa completo, sólo la parte que me implica directamente (ja, o eso cree él, de ahí que escriba yo esto).

Todo comenzó hace mil años, cuando mi papá compró (que aquí significa que mi abuelo le pagó) un departamento para su esposa y dos bello hijos (mi hermano y yo). Todo estaba muy bonito, el departamento satisfacía las necesidades familiares, bla bla bla. Un día, sin importarnos los detalles, se divrociaron y, ella (la madre) pidió que le garantizaran legalmente que podría vivir en el departamento con sus hijos mientras los cuidara. Así quedaron las cosas y él se mudó a casa de sus papás (que aquí quiere decir a un departamentito que le construyeron ahí). Un par de años después, conoció a una jovencita y se casó con ella. La bella dama (que llamaremos, de aquí en adelante, Madrastra) tenía un hijo, de casi 4 años, que también formó parte de la nueva familia. Pasaron los años, y tuvieron otro hermoso retoño (que aquí quiere decir, mi hermanito bonito y precioso).

Pero, volvamos a la cuestión departamental. Como sabemos, él ya no tenía departamento, y no podía seguir en casa de sus papás con su nueva esposa e hijo, así que vivió en uno que su hermano menor le prestó y, unos años después, rentó otro. Así pasaron los años, él rentaba casas, departamentos, y muchos lugares para tener a su bella familia (integrada por 6 miembros). No había comprado otra casa, porque la Madrastra quería una casa ENORME en una colonia bastante, pero bastante, cara (claro, ella ni trabajó, ni trabaja ni trabajará), que mi papá no podía comprar.

Lleva ya 19 años casado con la susodicha y, justo este año, le aprobaron el préstamo para un departamento, al que pronto se mudará.

Ya tenemos los antecedentes, así que podemos comenzar con la quejada:

Un día, estaba yo, Lolita´s power, felizmente en mi casa, haciendo algo que no recuerdo, cuando recibí un mensaje al celular: Hijos Moisés de mi corazón, su padre y madre cparan pie fin el próximo jueves un departamento. Ya lo celebraremos! ¿Qué chingados significa eso? De verdad, ¿uno debe entender que compraron un departamento? Claro, yo me pregunto, ¿por qué lo compró con mi mamá y no con la Madrastra, que es su esposa? (esto es pura mulada, lo sé, pero igual me caga la madre que escriban así). Entonces, si es algo TAN importante ¿por qué mandan un puto mensaje al celular? ¿por qué no llama por teléfono? Vamos, que yo soy de la idea de que si algo es importante para tí, debes darle el respeto, importancia y trascendencia que merece, y ya después, esperar que los demás le den el mismo trato. No lo contesté, me molestó. (Y sí, le sumamos que hace dos años olvidó mi cumpleaños, y que el siguiente año sólo me mandó un mensaje por celular... padrísima la relación).

Así pasó el tiempo, y hace como dos meses comentó mientras desayunábamos él, mi abuelo, mi tía y yo, que ya se iba a cambiar de casa, a un departamento (nada dijo que era el que iba a comprar, ni nada de nada de nada). Yo lo dejé pasar como lo que era, un comentario indiferente. PERO, obvio, y para que esta historia tenga un conflicto, algo pasó: el domingo pasado, mientras desayunábamos los cuatro (los mismos que antes):
Papá: ¿No les angustia que ya me voy a cambiar de casa?
Tía: (No dijo nada, puso cara de "no me importa").
Lolita´s: Pues no, en realidad, nos es indisferente.
Papá: ¿Indiferente? ¿De verdad crees no te afecta?
Lolita´s: Pues sí, yo no voy a hacer mudanza, ni voy a empacar, ni vivo ahí, ni voy a vivir en el nuevo lugar. En realidad no me afecta en lo absoluto.
...
Casi pierdo la vida...

Pero es que ya ni la chinga, y lo digo muy en serio:
  1. ¿Cómo voy a saber yo que se muda a su departamento, esa bella chozita que compró?
  2. Si es importante para él, que sepamos que se muda a SU CASA, ¿por qué no lo dice?
  3. ¿Por qué juega a que nos va a afectar, cuando es EVIDENTE que no será así?
  4. Si está feliz, ¿por qué simplemente no lo dice tal cual?
Hiervo de enojo, me choca que la gente haga eso, medio diga las cosas y espere que uno entienda la importancia que tienen, le dé esa importancia, reaccione acorde, y además se emocione. NO NO NO. Si algo es importante para mí, es mi obligación darle ese trato y hacérselo saber a los demás. Ya estuvo bueno de tanta puta patología simbiótica.

Me hacen enojar, y mucho.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Lo que Facebook nos quitó...

el contacto con el otro.

Así de terrible y sencillo, gracias al Facebook hemos perdido el contacto con los demás, con alguien en específico, con el mundo. Sí, nos "acerca" a personas que están lejos, o que por tiempo no podemos ver, pero en realidad ésta es una excusa, nos aleja de los demás, y no hay otra forma de verlo. Ahora, como estamos al día con lo que viven nuestros conocidos, ya no necesitamos llamarles, escribirles, verlos, no es necesario, con meterte media hora diaria al Facebook sabes qué están haciendo y cómo se sienten.

Es triste, no lo puedo ver de otra forma. A mí, que el contacto visual y la compañía me resultan indispensables para vivir, el Facebook me lastima, me duele. Ya nadie quiere dedicarle tiempo a los demás, porque ¿de qué hablarían, si ya leyeron en su perfil qué han hecho? Nos alejamos, evitamos todo... ¿para qué? ¿para poder vivir otras cosas, para seguir viviendo? ¿De qué sirve vivir si no convives con los demás, si no compartes los momentos importantes y los intrascendentes con las personas que quieres? 

Además, nos da la errónea idea de que estamos en contacto con muchísimas personas, algunas de las cuales no veríamos o sabríamos nada de lo que hacen. Pero, ¿por qué importa saber si el niño con el que fuiste a la primaria, hace 20 años, ahora hace cualquier tontería? Si no lo has visto en 10 o 15 años, ni has hablado con él, ni lo conoces (para resumir) ¿por qué importa? y, si importa ¿por qué no quieres convivir con él?

Terrible. Sobre todo, cuando sucede dentro de la familia, las noticias importantes las lees en el Facebook, nadie se preocupa por llamarte. Yo, por ejemplo, me enteré de que una de mis primas había dado a luz a su hija el viernes ante pasado gracias a Facebook (y está bien, porque no viven en el país, así que con ellas el contacto es más difícil), y eso no me importó, la verdad, pero ser yo quien le avisaba a mi tía (que viaja a USA para verlas una o dos veces al año, les llama, etc.), porque ellas no lo habían hecho, me partió el corazón.

Otro ejemplo, es enterarme de que uno de mis hermanos se va a vivir a USA en dos semanas. Sí, honestamente, no nos llevamos bien ni tenemos grandes sentimientos por el otro (yo, más bien, no lo quiero ni me importa lo que hace de su vida, pero él dice que yo a él sí le importo), pero eso no quiere decir que no debería llamar y avisar, por lo menos, que se muda de país. Pero, claro, no lo necesita hacer porque ya lo escribió en Facebook y así seguro, yo me enteré. De hecho, ya que está ahí, en Facebook, es MI obligación llamarle, decirle que ya me enteré, buscarlo, hacer algo... ¿qué pasa? ¿por qué la carga de la prueba cambia de bando si está publicado en Facebook? No lo entiendo. 

Me da la sensación de que el Facebook nos acerca a los demás, para conseguir justo lo opuesto: alejarnos de ellos. Obligar a que sea el otro quien nos busque, muestre interés por nosotros y nuestra vida...

No me gusta, ojalá y se terminara...



martes, 22 de noviembre de 2011

Óvulos

Todas las mujeres, tal vez todas las personas, hemos escuchado que para algunos tratamientos femeninos se reccetan óvulos, y en realidad no es nada fuera de lo común, uno lo piensa, son simplemente óvulos. 

Pero no, no son simplemente óvulos. Yo, la verdad, siempre me pregunté cómo eran los óvulos, porque los que tenemos dentro son bolitas (bueno, cosas circulares, ¿no?), aunque tampoco entendía de qué están hechos... afortunadamente, lo avidiné hace poco, y no dejen que les digan otra cosa, los óvulos vaginales no son otra cosa que ¡¡supositorios vaginales!! 

Y sí, es una experiencia tan desagradable como los otros supositorios (es uno de esos recuerdos que no debería recordar, pero que tampoco sé cómo borrar de mi mente), es una sensación horrible sentir cómo se deshacen con el calorsito... no no no. Si alguien algún día se los receta, hagan TODO lo que esté en ustedes por no aceptarlos. Es una de esas sensaciones que deberían prohibirse para cualquier humano de más de 4 años.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El secreto

Como ya no trabajo donde trabajaba, no podré seguir contanto las historias de El Contador Pendejo, así que es tiempo de contar su secreto (es decír, de dónde sacaba la información que le dictaba a la hija).

Un día que estaba hablando con ella sobre figuras geométricas, de repente saltó una palabra: paralilepípedos. ¡No lo puedo creer! No es una palabra común, ni siquiera es usada del todo en la vida (dejemos a los matemáticos fuera de aquí), yo recuerdo que los ví en la primaria y en secundaria, pero tampoco es que fuera: ahora, niños, vamos a ver triángulos y paralilepípedos, saquen su compás. No, no sucedía así. 

Comprenderán entonces mi asombro. No era un tema que un pobre CP pudiera sacarse de la manga, no no. Así que, decidí hacer con absoluta discreción un giro de mi cabeza, y ver de dónde sacaba la información, cuando lo ví:

Era la página de Google, había puedo en el buscador la palabra tema (paralilepípedo) y leía SÓLO las primeras líneas que aparecen cuando le das enter. ¡Ni siquiera abría las páginas completas! ¡Todas las tareas las sacaba de los primeros párrafos, de una búsqueda en Google!

Y luego la gente se pregunta por qué la educación está de la chingada...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Fiestas de mal gusto. Prólogo.

Como no quiero ni problemas ni malas interpretaciones, haré la aclaración desde el principio: este mail criticará NO la fiesta en sí, sino la intención.

Ahora sí, comencemos por el prólogo, es decir, la razón por la que pienso que hay fiestas que son de mal gusto:

Inspiro mi pensamiento en una invitación que recibimos esta semana para asistir al baby shower de unos amigos (o del bebé, no entiendo cómo funciona, porque si es para el bebé y éste no ha nacido, se vuelve complejo, y si es para la mamá, por qué es baby shower y no mom shower... mucha filosofía detrás). Entonces, el muchacho, llamémoslo Chris, ha sido amigo de mi concubinario (le pondremos Ponciano, a partir de hoy) desde la prepa, unos 15 años, más o menos. Chris, hace un año o más, se arrejuntó con la novia, y hace 6 meses, nos contaron que ella estaba embarazada. OBVIO, el shock fue enorme, porque Chris no gana suficiente como para ellos dos, ella apenas había empezado a trabajar (y la despidieron cuando se enteraron de que estaba embarazada), era un embarazo de alto riesgo. Vamos, que todo apuntaba a que fuera poco inteligente tener un bebé en ese momento... pero ya sabemos cómo funciona la gente cuando se trata de embarazos "no deseados".

Por razones cuasi evidentes (porque es mexicana, de pueblo, viviendo en pecado, embarazada) se casaron en una pequeñísima ceremonia en el Registro Civil, e hicieron una comida en casa de alguien. Yo no fui porque fue entre semana. Para la boda, Ponciano y yo decidimos regalarles algo útil y que no tuviera que ver con el bebé, una vajilla y vasos, cubiertos, esas cosas. Dado que yo no fui a la boda y ellos habían dicho que nos invitarían a su casa a festejar y comer, postergamos la entrega del regalo. Todavía no se los hemos dado... porque no nos invitaron a su casa. De hecho, se mudaron a Cuernavaca y le dijeron a Ponciano: están invitados para cuando quieran venir.

¡Claro! Esas son mamadas, ellos quedaron de invitarnos para celebrar, y una invitación generalizada, que implica:
  1. Salir con un tránsito de la chingada el sábado a medio día (para llegar a comer);
  2. Regresar ese mismo día en la noche;
  3. Quedarnos a dormir en un hotel (es decir, pagar la caseta, gasolina, hotel, desayuno, caseta, gasolina);
  4. Quedarnos a dormir en su casa (no es mala onda, pero si aquí, solteros, vivían en un cuarto de 40 mts cuadrados, no puedo pensar que ahora, con todos los gastos del embarazo iban a vivir más relajados o con más espacio, así que no habría dónde dormir);
  5. Regresar el domingo con el pinche tránsito de regreso...

Por donde lo veamos, está del asco.

Así pues, me puse a pensar en esas fiestas cuya intención resulta de mal gusto.
¡No se pierdan los siguientes post´s en los que las describiremos!