jueves, 27 de octubre de 2011

No tienes vocación

Como ya había escrito, el trabajo no había sido maravilloso las últimas semanas, pero todo cambió el viernes. Eran las 2:10 P.M. yo estaba, como siempre, en mi lugar, haciendo como que trabajaba mucho (es decir, justo escribía una entrada para el blog, aunque ya no sé qué fue de ella) cuando de  repente mi jefe, El Sol de México, me llamó:
Sol de México- Lolitás, ¿puedes venir tantito por favor?
Yo- Claro. (Tomé mi cuaderno, una madre para su gafete, mi pluma y entré).
Sol de México- Cierra la puerta, por favor.
Yo- (Madre mía, qué pasará ahora...)
Sol de México- Bueno, pues ya llevas aquí nueve meses/
Yo- Seis meses.
Sol de México- Seis meses, y me parece que eres una persona muy capaz, muy organizada, bien hecha, discreta, responsable, pero por desgracia las cosas que son importantes para mí, como darle seguimiento a las llamadas, no lo has hecho. Sé que no es como lo que hacías en tu trabajo anterior cuando trabajabas con el Productor/
Yo- (Yo era la productora, no trabajaba con un productor)
Sol de México- pero es importante para mí, y yo necesito alguien que esté encima de mí, que todo el tiempo me diga lo que está pendiente, y siento que no sólo tú no lo has hecho, sino que te incomoda hacerlo. Eres una persona muy capaz, pero no creo que tengas vocación para ser asistente/
Yo- (Claro que no la tengo, pendejo, yo quiero ser psicoanalista, no asistente el resto de mi vida, pinche pendejo estúpido)
Sol de México- además, aquí siento que estás subvalorada, que tienes demasiadas capacidades para estar aquí. Cuando te veo leyendo pienso "está tan aburrida que se pone a leer..." bueno, no aburrida, pero sí que tienes tan pocas cosas que hacer que te pones a leer. Y yo, en vez de sentirme tranquilo porque tengo una asistente, estoy preocupado porque no haces lo que yo necesito, y por eso tampoco te he delegado más obligaciones, que tal vez son más pedestres, pero es lo que yo necesito. Así que, he decido dar por terminada la relación de trabajo. Hablé con los de recursos humanos y te vamos a dar todo lo que te corresponde, indemnización y finiquito, no hay ningún problema con eso. También te digo que siempre podrás usarme como referencia laboral, no tengo ninguna queja con tu trabajo, todo lo contrario, te tengo en la mejor de las opiniones. Ah, también te daré, sin ningún problema, una carta de recomendación si la necesitas. ¿Tienes algo que decir? Te veo muy tranquila.
Yo- (Bueno, pero qué esperas, ¿que me ponga a llorar y me engrape a la mesa para que no me corras? ¿o que te empiece a gritar que eres un pinche pendejo imbécil, consentido y berrinchudo, que nunca me dejó hacer mi trabajo y que ahora me corre, pero eso sí, me halaga? ni madres) Creo que no tengo nada que decir, entiendo que el trabajo de asistente está sujeto a la subjetividad del jefe, y que si tú no consideras que la relación funciona, no hay nada que decir. Y, estoy tranquila, porque sé que no tiene que ver conmigo.
Sol de México- Claro, te entiendo. Y me da mucha pena, pero creo que al final voy a terminar haciéndome daño a mí y haciéndote daño a tí, y no creo que eso esté bien.
Yo- (¿Pero sí está bien correrme, no? Pendejo) Claro.
Sol de México- Voy a llamar a los de recursos humanos para que traigan los documentos.
Llegó el pendejín de recursos humanos, con todos los documentos, firmé, blablabla... entregué el gafete y muy amablemente me acompañó a mi lugar para que recogiera mis cosas y escoltarme a la salida.

Así, tan fácil, soy una súper chingona pero nada más no tengo vocación (¡vocación, háganme el puto favor!) de asistente, así que mejor, para no hacerme daño, me corren... ¿Qué pedo? ¿Cómo es posible que alguien pueda usar ese discurso y "crea" que está bien?

Ok, acepto que él es el jefe y que si no está cómodo conmigo, no hay más que hacer, lo acepto y no tengo nada que objetar al respecto. Pero salir con mamadas de esas, cuando él y yo sabemos que estaba desde el lunes encabronado (no tuvo la amabilidad de decirme por qué, sólo me habló para hacer drama y ser grosero) y que toda la semana había visto lo de mi despido. Está bien, ni modo, no hay nada qué hacer ahí. Nada más esperaba menos mentiras y mamadas, me parece que es más digno ser honesto cuando al final tú tienes todas las cartas, cuando eres TÚ quien toma las decisiones. Sería mucho más honrado decir la verdad, pero ¡no! no vaya a ser que él no quede como el súper maravilloso hombre mágico y sonriente, tan güero y ojiazul... no no no, él tiene que seguir siendo perfecto. Por eso me despide en viernes, a la hora de comer, para que nadie se entere ni sepa nada, y así él pueda después decir la versión que lo haga queda mejor. (¿No se le habrá cruzado por la cabeza que si yo hubiera renunciado lo habría hecho en quincena, no a la mitad, o que me habría despedido?)

Es indignante. Me hubiera gustado ponerle las cosas sobre la mesa, decir:
Vamos, tú y yo sabemos que la razón por la que no estás cómodo conmigo es porque algo en mí te da desconfianza y sigues sin saber qué es, lo cual te pone en una situación incómoda y en desventaja... principalmente porque no sabes que yo quiero ser psicoanalista y que sólo trabajo aquí para mantenerme mientras estudio y vivo del análisis; porque durante medio año he podido esconder la realidad, he creado una versión verosímil que, aunque no te convence, no has podido descubrir lo que escondo, porque en ningún momento me he echado de cabeza. Así pues, no te gusta trabajar conmigo porque soy más inteligente que tú, y eso te pone en desventaja. ¡Qué lástima! Y eso que yo NO soy güera ni estoy bien mami... quién lo hubiera imaginado...

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Lo han notado?

      Las personas para establecer relaciones tienen códigos. Familia, papá, mamá, hermanos, y así. Para tener padres y hermanos, familia en general, uno no puede escogerlos. La cosa cambia con las novias y los amigos. Para tener una novia, hace falta pedirlo, por muy viejo que sea, es un código. Cuando no sucede, y las cosas se "dan", hay conflictos de uno o ambos lados. Sí, las costumbres.
     
       En el caso de los amigos, tengo que confesarlo, estas relaciones se dan, como un código, aunque resulte ambiguo en ocasiones. Pero si se hiciera, o se hace una petición formal de amistad, parece una burla, porque se tiene que dar, no pedir. Yo no veo cual sea el problema en pedir una amistad: ¿Quieres ser mi amigo? y. Así estaríamos más claros en nuestras relaciones.

        Si en las relaciones de pareja, existe el free, amigovios o amigos  con "derechos", los amantes, los encontronazos o encamamientos, etc.; en las relaciones de amistad sucede igual, pero es menos claro, al menos para mi, no sé para ustedes. De pronto tienes un resbalón de amistad con alguien y la pasa poca madre(aunque tal vez nunca más se dé o sí), amigos de lejitos, los electrónicos, de la infancia, etc.


         El punto de este post, antes de que me enrede, es que los convencionalismos complican las relaciones. Deberíamos poder decir le a los amigos, que los queremos sin prejuicio (si me dijo eso es por que se quiere acostar conmigo o se está enamorando), la vida sería más sencilla. O también poder comenzar una relación de amistad con alguien con una petición formar, sin prestarse a burlas o parecer idiota por que no entiendes que "esas cosas se dan".  Lo único que estás pidiendo y ofreciendo, es compartir tiempo de calidad con ese posible nuevo amigo, y si no funciona, así de sencillo, terminar formalmente e inclusive dejar la puerta abierta por si más adelante se puede.

        Eso es lo que pienso, hay que formalizar amistades.

jueves, 20 de octubre de 2011

Lugares para pedos

Sí, es un tema incómodo, porque a todos nos pasa y a todos (o casi todos, desgraciadamente) nos incomoda que nos pase. Pero es así, cuando tiene que salir un pedo sale, o mueres de colitis (no sé si puedas explotar por el gas acumulado si nunca te echas un pedo, habrá que averiguarlo).

Ya que hemos sentado las bases del tema (es decir, nada de negar que no se echan pedos), me parece prudente hablar sobre los lugares en los que está bien y/o mal echárselos*. Por supuesto, comenzaremos por decir que cuando uno está al aire libre y solo, no hay ningún problema en dejarlos fluir como agua en el río (qué cursi, qué horror).
Lugares aptos:
- En soledad, cuando sabes que nadie va a llevar. Porque no hay nada peor que echarte un pedo en tu cuarto, con la puerta cerrada y en completita soledad y que de repente alguien abra la puerta.
Lugares no aptos:
- Cualquier lugar cerrado, como coches, elevadores, cocinetas, oficinas, etc. (Todo el post está inspirado en que el otro día alguien tuvo a bien compartirnos uno de sus pedos y dejarlo flotando en la sala de espera del módulo donde trabajo. Una chulada, porque ese lugar no sólo no tiene ventilación, tampoco está abierto.)
- Adentro de las sábanas (en la cama), bajo ninguna circunstancia si después pretendes "orear" lo antes realizado.
- A la hora de comer. Da igual lo que estés haciendo, anda como comer algo que sabe a pedo.
- Echando pasión, o más avanzado. Por favor, es horrible, desconcentra.

Bueno, la conclusión es justo que NO debe hacerse en público, o en compañía, por favor. Salvo que quien te acompaña sean tus hermanos, en ese caso todo es legal.

Por supuesto, no estamos a favor de la colitis, y sabemos que a man´s gotta do what a man´s gotta do. Así que, podemos perdonarlos si no se exceden.


*Por cierto, y nada que ver, no tengo idea de por qué "te echas un pedo, te tiras un pedo" nadie dice que sacas un pedo... es extraño

martes, 18 de octubre de 2011

¿Pero de quién es este sueño?

No, no es lo mío, trabajar en una pinche oficina en un horario fijo y que promueve la pendejez, no es lo mío. La verdad es que lo odio, y no, no es sin conocimiento de causa.

Por maravilloso que suene, mis primeros trabajos consistían en trabajar: realizar determinadas actividades y administrar el tiempo como me viniera en gana. Esto implicaba que yo tenía un fecha límite y podía hacer lo que quisiera cuando quisiera. Y así era... casi siempre: es decir: iba todos los días a la oficina, estaba dos o tres horas ahí, y a la hora de comer (llegaba después de la escuela, a medio día) salía corriendo, como alma que lleva el diablo. Puedo confesar que hubo una época en la que, por cuestiones de dinero (tenía otro trabajo) no iba a la oficina y realizaba todo el trabajo en casa. Claro, ni paso nada, ni el jefe se dio cuenta, ni nada de nada de nada. La verdad es que me hacía muy feliz ser dueña y responsable de mi tiempo y vida.

Sé que este tipo de trabajo no es para cualquiera, pero para mí, que soy la reina de la organización, planeación y creación de hipótesis fatalistas, es un sueño hecho realidad. El único problema es que estaba mal pagado... y que tuve que dejarlo.

Los siguientes trabajos, por múltiples cuestiones, tampoco fueron el ideal, hasta que llegó el teatro y todo parecía acomodarse, sabíamos que el camino era el adecuado y que sólo teníamos que aguantar un poco para que hubiese frutos... sí, cuando tienes el ingreso apretado y un montón de obligaciones, aguantar resulta imposible. Así que lo dejamos y decidímos que era mucho mejor un trabajo estable, con quincenas estables, y de asistente de dirección (porque es algo en lo que tenía experiencia). Había varios requisitos indispensables: que pagaran bien, que estuviera cerca, y que no implicara mil horas al día. Conforme pasaron los meses y la oferta de trabajo necesaria no llegaba, comencé a doblar mis requisitos... sí, el único que no quité fue el de la paga (porque para qué demonios voy a trabajar si no me va a alcanzar con lo que gano), así que terminé en un trabajo que no me gusta (ser asistente, más allá de que pueda hacerlo bien, no es mi sueño), en un horario largo, y lejos de mi casa... por el sueldo que tengo, estaba dispuesta a aguantarme, sobre todo porque además mi jefe NO parecía como los demás: era amable, educado, sonriente, con una idea racional de qué debes exigirle a un trabajador, que considera que no puede exigírsele al otro lo que tú mismo no puedes dar, etc.) . Hasta parecía un sueño hecho realidad, hasta que:
una pequeña omisión error de mi parte terminó con el jefe encantado...
Así de fácil, de un día a otro, dejó de hablarme, volteaba la cabeza para no mirarme cuando hablaba con él, era hostil y seco... feo. Un ambiente bastante feo (sobre todo si consideran que no tengo muchas cosas que hacer aquí) que me hizo recordar los malos trabajos que he tenido, pero sobre todo, que fomenta en mí una necesidad imperiosa de correr y escaparme de todo esto que está pasando, de no regresar a trabajar y buscar un trabajo más acorde con mi personalidad y necesidades, sólo que...

No lo encuentro, no sé ni dónde buscarlo, ni nada... me siento completamente perdida y muy frustrada porque estoy donde no quiero estar. Entiendo que si tienes broncas en la casa puedas distraerte en el trabajo, pero no puedes distraerte del trabajo en la casa, porque llegas cansado (sobre todo si sales  las 6:30 de la mañana y regresas a las 8:00 de la noche, después de 4 horas en el tránsito, 8 de "trabajo" y hora y media de comida) y lo único que quieres es prender la tele y volverte un pendejo que no piensa... no hay forma alguna de hacer algo más, de llegar a las 8 y decir "me vale, no voy a permitir que el pinche trabajo me haga infeliz, saldré a caminar, a tomar algo, a disfrutar un buen libro". No, yo no puedo (además, tengo que dormir 8 horas diarias si no quiero quedarme dormida en cualquier lugar, o estar despierta y de pésimo humor), en realidad los malos sentimientos me absorben, siento como se encarnan en mí y no me permiten dejarlos; necesito rumiarlos, pensarlos, analizarlos, hablarlos y después, inminentemente, buscar una solución. No puedo quedarme ahogada en esta sensación, me carcome.

Claro, también me carcome la culpa de tener casi 30 años y no tener un trabajo con antigüedad o estabilidad, de haber pasado los últimos 2 y medio sin un ingreso estable, de querer estudiar psicoanálisis y saber que mientras puedo ejercer (digamos, 3 o 4 años), tendré que chingarme y hacer algo que no me gusta... no, no puedo. No sé por qué es tan difícil encontrar un trabajo que se adecue a uno, no sé por qué todos (o casi todos) los trabajos están pensados para robots o autómatas, para alguien que no pretende vivir, sino trabajar. No no no, yo quiero y necesito algo diferente, pero no sé dónde encontrarlo ¿dónde contratan lectores? ¿dónde contratan alguien que sepa planear la economía familiar como el más grande estratega? ¿dónde te pagan bien y te exigen sólo 6 horas al día, o un horario funcional (de 7 am a 4 pm, por ejemplo)... ¿dónde los hay? y, si los hay, ¿por qué casi todos están mal pagados? ¿que de plano, si no somos pendejos, no tenemos derecho a disfrutar de la vida?

Lo odio.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Las Clases (Capítulo II)

Ver: El Inicio y Capítulo I, para estar al día.

Como dijimos antes, todos los días habla con sus hijas, y es buen padre, así que les pregunta cómo les fue en la escuela, qué hicieron, qué comieron, y qué les dejaron de tarea. Sí, ya lo dijimos: él es un buen padre; así que ayuda a sus hijas a hacer la tarea...

NOTA: Para facilitar la lectura, los pensamientos están entre corchetes [ ], y las notas entre paréntesis ( )

Cambio Climático
CP- A ver mija, apunta. El cambio climático es el proceso a través del cual la tierra se está haciendo más caliente, como consecuencia de la industrialización y las grandes ciudades, que ha dado como resultado que se derritan los polos/ (...)/ Sí, se están derritiendo, el hielo se está haciendo agua. Apúntalo por favor (...)

Vestimenta en inglés
CP- Ok, cinco frases (...) sí, está bien (...) déjame ver qué puedo hacer y te las paso. Lolita´s, si no es mucha molestia, ¿puedes ayudarme?
Lolitas- [Primero, sí es muchísima molestia, el simple hecho de sentarme a tu lado me molesta, pero como tampoco podemos hacer nada al respecto, tendré que fingir... está de la chingada] (Sonriente pero hostil) Dime.
CP- Mira, es que le dejaron a mi hija de tarea hacer cinco enunciados sobre ropa en inglés, ¿podrías ayudarme a hacerlos?
Lolitas - [No mames, de verdad que estás bien pendejo, primero ¿por qué le haces la tarea a tu hija? segundo, ¿por qué termino haciéndola yo? de verdad, no mames, es como para decirte puras pendejadas, pero ¡claro! la niña qué pinche culpa tiene] ¿De algún tipo de prenda, o algo en especial?
CP- No, nada de eso, lo que sea (Y se queda con su hoja en blanco y lápiz, viéndome, espera que yo le dicte, no que yo las escriba)
Lolitas- [¿No debería escribirlas yo? Sería mucho más fácil] Ok. Entonces... déjame pensar... primera: I like your red shoes
CP- ¿Cómo se escribe?
Lolitas- [Nomamesnomamesnomamesnomames, este pendejo no sabe escribir en inglés y aún así el parece que es mejor que él las escriba a que lo haga yo... me cago en la puta que me parió] (Echa un vistazo a lo que ha escrito) your se escribe y-o-u-r, shoes, s-h-o-e-s. Y quiere decir: me gustan tus zapatos rojos.
CP- Ok, perfecto.
Lolitas- [My dad is stupid] Does your mother still knits you sweaters? (De una vez, el vistazo corrector) D-o-e-s espacio y-o-u-r espacio, mother está bien, s-t-i-l-l espacio k-n-i-t-s y-o-u s-w-e-a-t-e-r. Y quiere decir: ¿tu mamá todavía te teje suéteres? Siguiente: do you have a pair of black snickers? (Vistazo corrector...) pair se escribe pa-ir, snickers se escribe como el chocolate: s-n-i-c-k-e-r-s.
Y así, los 5 ejemplos....

10 minutos después, El contador Pendejo al teléfono:
CP- A ver mi´ja, pon atención, se escribe I like your red shoes, your se escribe y-o-u-r, shoes, s-h-o-e-s. Y quiere decir: me gustan tus zapatos rojos. (...) Does your mother still knits you sweaters? D-o-e-s espacio y-o-u-r espacio, mother está bien, s-t-i-l-l espacio k-n-i-t-s y-o-u s-w-e-a-t-e-r. Y quiere decir: ¿tu mamá todavía te teje suéteres? (...) A ver, dime cómo lo estás escribiendo, por favor. (...) Bien, ahora la siguiente: do you have a pair of black snickers? (...) NO NO NO, por favor, escucha bien: pair se escribe pa-ir, snickers se escribe como el chocolate: s-n-i-c-k-e-r-s, ¿sí lo tienes bien, o necesitas que te lo repita? (...) Sí, como el chocolate: S-N-I-C-K-E-R-S. (...) ¿Qué, tiene que ser de los recortes de ropa que tú tienes? ¿Y cómo voy a saber yo qué recortaste? (....) No, eso no me dijiste hace rato cuando te pregunté cómo era la tarea (...) entonces, cambia nada más la palabra y poner la de la prenda del recorte (...) pues sí mamacita, es que ni modo, no me avisaste antes.

Las capitales
CP- Sí, escribe: Ontario (...) Belgrado (...) Afganistán [a chingá, ¿de qué es la tarea entonces?], Trinidad y Tobago (...) Sí, Trinidad y Tobago (...) que sí, t-o-d-o-j-u-n-t-o (...) sí, así. A ver, léeme las letras para saber qué escribiste (...) ¡No! No seas tonta, Trinidad es una palabra, Tobago es otra, van juntas pero no juntas [ ¿Cómo chingados va algo junto pero no junto?] (...) por favor, hazlo bien.

Todas las tardes...

martes, 4 de octubre de 2011

Su familia (Capítulo I)

Para ver la introducción, clickea aquí

El Contador Pendejo tiene 40 años, dos hijas de 12 y 9 (o algo así) y una concubina. Sí, concubina, porque no es su esposa. Todo lo que sé es por oídas (soy metiche por naturaleza) y como ya sabemos, me incomoda hablar con él, así que las verdades serán a medias, la historia: completa.

Por cuestiones que nos deleita imaginar (o que al imaginar nos deleitamos), está separado, ahora vive solo (o con su mamá) y, sólo por las hijas, llama a la ex concubina TODOS los días. Podrá ser un pendejo (lo es), podrá ser un abusivo (lo es), pero también es un buen padre (ustedes dirán), así que le llama a su ex quien le pasa a Su Flaquita y, por las tardes, le llama a Su Gordita.

[Haremos un inciso aquí, porque es necesario. Háganme el putísimo favor, en qué mundo es sano y amable usar un apelativo "cariñoso" para llamar a tus hijas de una forma despectiva y que, garantizado, las traumará el resto de sus días. Es como si a él su mamá le dijera Mi Pendejo. Porque sí, lo es, y seguramente las hijas también sean gorda y flaca respectivamente, pero está de la chingada (una de las razones por las que no tendré hijos es porque me daría pánico que salieran feos, pendejos o algo así, y que yo tuviera que mentirles, no lo puedo ni imaginar) que les hable así, sobre todo cuando el subtexto es: te quiero. Eso enloquece. PUNTO]

En bellísimas ocasiones matutinas, la ex concubina no se encuentra de humor para hablar con él, se muestra esquiva, hostil, grosera y hasta demandante, y él, como todo macho calado/pendejo/mandilón/sincasa, responde:

CP*- Bueno, pues tú dime/
Ella- blablablablala (no alcanzo a escuchar qué, pero se escucha fuerte)
CP- No está bien, si igual diga lo que diga me vas a decir que estoy mal, así que mejor dime tú qué decir, para que no te enojes.

¿No queremos todas un hombre así en casa?

También, por qué no, habla con su madre de vez en cuando, para checar que esté todo bien, que las niñas estén bien, y que no se ofrezca nada.

Hasta podríamos pensar que es un buen tipo...

*Es CP de contador pendejo, no de contador público.


lunes, 3 de octubre de 2011

El contador. El inicio

Porque, como toda historia, debemos comenzar desde el principio (que es mentira eso de que las historias empiezan por el principio, empiezan donde empiezan, saber si es o no el principio, es otra cosa).  Empecé a trabajar aquí hace 6 meses, y en la caballeriza en la que me sentaron hay 3 personas más, todos ellos contadores. Al principio, y como es normal, te portas amable con todos, pues aún no los conoces para poner límites, así que, fui amable con El contador... comienzo de una tragedia.

¡El principio! Que claro que no es ahí, probablemente esté más bien en el momento que este pobre pendejo nació, no lo sé. Pero, debemos hablar de él. OBVIAMENTE no es ni guapo ni inteligente (porque si lo fuera, el matiz de mis posts sería otro, sólo por eso), es chaparro, feo, cuarentón, tonto y muy pero muy intrusivo, pendejo y con complejo de evangelizador. Es casi el combo perfecto para despertar en mí todo el odio e incomodidad posibles. No me gustan los evangelizadores, eso una de las cualidades o características que más puedo odiar en una persona, no entiendo por qué creen que pueden venir a aleccionarte y decirte el cómo de tu propia vida, y juzgar y juzgar las decisiones que tomas, o lo que piensas. Me molesta. Cada quien que piense lo que quiera, pero que no esté chingando para que los demás piensen igual, que eso sí me rompe las pelotas.

Entonces, El Contador, con las cualidades previamente mentadas, se dio a la tarea "ayudarme" a aclimatar en el nuevo trabajo:

Yo: Sí, la cita es a las XX:XX, sí, la dirección es Juanita Bailadora # 45, Col. Mira No´más*. Sí, es un edificio azul.
Teléfono: blablablablabla
El Contador: Nada más te voy a hacer un comentario, la colonia no es Mira No´más, es Qué bien chingas.
Yo: (al teléfono) Perfecto, hasta mañana.
(Cuelgo el teléfono)
El Contador: ¿Sí escuchaste? La dirección la diste mal, no es la que tú diste, sino la que yo te di.

¿Por qué demonios este pendejo se está metiendo en mis conversaciones telefónicas? ¿No sabe que lo que yo hago a él le vale madres?

Pero no...

También es gustoso de saludar de beso y toquetear. Y cónstese aquí por escrito que a mí NO ME GUSTA que me toquen. Son recelosa incluso de la gente que quiero y a quien le tengo confianza. Así pues, cuando al llegar saludaba de beso (somos compañeros de trabajo ¿por qué nos tenemos que besar? ), y un día que yo estaba al teléfono (mira tú, hasta parece que es parte de mi trabajo) le pareció padrísimo tocar/sobarme la espalda mientras hablaba, para distraerme y saber que estaba aquí. Casi, por nada, le reviento el teléfono inteligente en la cabeza. Es que de verdad ¿por qué la gente se toma libertades que nunca se le han invitado a tomar?

Así comenzó mi odio hacia él. La eterna molestia e incomodidad por tener que compartir un espacio de trabajo con alguien que me violenta.


* Por cuestiones evidentes, la dirección y demás datos son ficticios. Debo proteger la privacidad y seguridad de los involucrados.