viernes, 23 de septiembre de 2011

No manches con tu frase

Llevo meses queriendo escribir algo sobre esta más que asquerosa frase "No manches". Me molesta como pocas cosas en la vida, me parece vulgar, naca, pendeja y mochamente estúpida.

Para aquellos que no estén al día con los vocablos en español mexicano, esta frase es la versión "ligera" de "no mames", que básicamente quiere decir eso, que por favor omitas cualquier tipo de felación, y es sinónimo de la versión decente de "no lo puedo creer/ es inaudito/ ¿de verdad?". En lo previamente escrito podemos apreciar la evolución de la expresión de un estado absolutamente anonadado (porque a veces, eso pasa).

Yo, como el Negrito Sandía, tengo un lenguaje bastante floreado (pero yo sí se comportarme en sociedad, y no ser grosera con un Marqués), así que suelo utilizar la frase como Dios manda (porque Dios manda que hagamos las cosas bien, nunca a medios huevos*): no mames, y punto. Y justo por esto, odio la expresión súper mocha de "no manches".



Una parte de mi molestia deviene de la inexplicable actitud de las mujeres de más de cuarenta que la utilizan como una expresión del mega-cosmos, pero sin caer en la grosería o vulgaridad. Es como si se tomaran una licencia poética que raya en la indecencia absoluta, pero justificada (ergo: licencia poética).



En términos generales la odio porque es aún más vulgar que la otra, pero disfrazada de un doble mensaje (de ahí, la mochez). Lo que esta maravillosa y recada frase significa es que no manches tu calzón y, querido público: ¿de qué se manchan los calzones? Sí, así es, de caca...

¿En qué mundo es mejor manchar un calzón de caca que dar una bien merecida mamada (ver Pinches viejas mentirosas si tienen dudas)? Lo primero es vergonzoso y asqueroso, lo segundo es, a gusto de cada quien, agradable y necesario para una vida sana y llena de felicidad.

Entonces: mueran los que son mochos y usan estas frases pendejas, y vivan todos los humanos capaces de usar las palabras justas para expresarse correctamente (porque, inclusive con las groserías, uno debe saber usar el lenguaje, y a veces sólo hay cabida para ellas). Si no procuramos en todas y cada una de nuestras oraciones expresarnos correctamente ¿cómo esperamos que el otro nos entienda? (O, peor aún, uno mismo, porque no es lo mismo desear que no te manches el calzón, a desear que no te la mamen). 




* Soy atea, así que no me tomo en serio la veneración de Dios, lo utilizo como una entelequia que designa el deber ser del mundo.

1 comentario:

  1. Dios, lo utilizo como una entelequia que designa el deber ser del mundo. Tómalo! Nunca lo hubiera dicho mejor.

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¡no calles que hace daño!