miércoles, 8 de agosto de 2012

Tropecé de nuevo y con la misma piedra...

Dice la canción, aunque en mi caso, me hicieron tropezar, que yo no suelo tropezar, en cuestiones económicas, con la misma piedra. Pero ¡claro! es que hay que hacer cosas que uno no quiere, porque el precio de no ser "parte del grupo" puede salir mucho más caro...

Caros mis huevos, qué. Si fue debut y despedida (ay, hoy ando bien cantadora) para las putas comidas con los compañeros de la empresa; quesque esta semana habían 3 cumpleaños, que la puta parió a los pendejos... y ahí me tienen, con la disyuntiva de ir o no ir a la pinche comida, cuando he decidido no comer con ellos en la semana (tal vez, en ocasiones comamos en la mima mesa, pero yo en cuanto termino me paro y mudo a leer a otro lado, porque no me gusta la convivencia con ellos (como todos lo leímos en Las desgracias me persiguen). P E R O, cuando hay cumpleaños y deciden que nos juntemos todos y salgamos a comer, porque hay que convivir, porque la hipocresía es lo de hoy, no me quedaban muchas más opciones (además de hacerme, oficialmente, un paria), así que tuve que agarrar mi tacaño y envidioso culo y llevarlo a comer... la comida culera, hay que decirlo, la plática, por lo menos a mi al rededor, forzada, y mi humor, de la puta chingada... 

¡Y no sólo eso! Además tengo $500 menos en mi cuenta, para mis gastos ya destinados (porque, claro, el pinche cumpleañero NO paga, y si son 3, ni les platico cómo queda la cuenta), para pagar lo que A MÍ ME IMPORTA, NECESITO Y QUIERO. ¡Pero no! ¡Paguemos para que al final todo se cague como si fueran tacos de $5!

Perdón, pero estoy ligeramente molesta. Me molesta que los demás decidan sobre mis ingresos, me molesta que decidan lo que yo voy a hacer y cómo, porque ellos son unos pinches consumistas pendejos sin más planes que chuparse la quincena completa; y claro, a mí, que me cargue la chingada, total, no es como que no tenga residencia permanente ahí...

Y, además, tuve que soportar la mirada y el comentario "hostil cuando llegó la cuenta":
(Somos 10 en la mesa, llega la cuenta y, después de revisarla dice el administrador de la empresa):
Administrador: Bueno, ¿la dividimos parejo, no?
Todos: Sí.
Administrador: (mirándome a mí, sólo a mí, con mirada inquisidora) ¿Están de acuerdo, o proponen algo más? ... ¿Nadie, a todos les parece bien?

Yo pienso que lo que deberían de hacer todos es ir a chingar a la puta que los parió y dejar de hacer estas pinches pendejadas hipócritas porque:
  1. No somos amigos, somos compañeros de trabajo;
  2. TODOS, si pudiéramos escoger, comeríamos con alguien más;
  3. Ni siquiera nos caemos bien, hay que ser honestos.
Y yo, enojada, con menos dinero, con problemas porque además me faltará dinero para pagarle al contador (porque tenía mi dinero previamente destinado), y frustrada porque NO QUIERO ESTAR AQUÍ... aunque, claro, si sigo aquí es porque necesito el dinero y para ello trabajo... aunque... ahora que lo pienso... ¡de nada sirve si tengo que pagar la pinche comida y el puto alcohol de un chingo de gente!


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